jueves, 20 de febrero de 2014

volando

Y estar de repente, arriba de las nubes. Quizas sea por empezar a volar de grande, pero me fascinan los aviones. y lo que mas me gusta o me llama la atencion es que me da la sensacion de viajar en el tiempo. Martes me fui de casa 18:30, a las 21 ya estaba en el hotel en buenos aires capital, al otro dia curso, almorzar con mi hermano, vuelo demorado, un par de horas al pedo en aeroparque, y a las nueve de la noche estaba en mi casa, charlando con M, jugando con Ivan. Eso me llama mucho la atencion, se me hace un click en la cabeza, que se yo, es muy raro. Le compre una mochila de Jake y los piratas a Ivan, no le gusto la revoleo al grito de "no gusta regalo"

Hay otro Buenos Aires

Y me sigue enamorando capital. Buenos Aires me mata, diria Sabina. Me fascina todo, los rascacielos, los puentes, los arboles!! los palos borrachos en flor, los jacaranda... Me mata la miseria, el contraste, la parte de atras, mucha pobreza, mucha mugre, para que el escenario de pelicula de unos pocos prosiga. En este viaje me di cuenta que hay otra manera de conocer capital. Yo la conozco pateandola, sin un peso, tren y colectivo, despues un poco mejor, algun taxi, el subte es lo que mas me gusta, llego a cualquier lado si hay linea de subte, me ubico mejor por abajo que por arriba. Tengo aprendido de memoria como usar la mochila, en que lugar parar, donde prestar atencion, mil pavadas que me han servido para mantenerme viva cada vez que voy, la mayoria de las veces sola. Pero este ultimo viaje lo hice desde el otro lado, y me di cuenta que hay gente que viaja y solo ve esa parte, nunca ve la parte de atras del escenario, la sucia, la sin revocar. Ve solo las marquesinas, los palos borrachos en flor, la vidriera de la Dolfina, galeria pacifico, el circo montado para la funcion... que se yo, no digo que este mal, pero ya conozco la otra parte, para mi no es Buenos Aires sin el olor a fritanga en el subte, sin los chipa en cada esquina, sin la mochila pegada a las tetas para que no me afanen, sin pasar por las saladitas de retiro y Once, sin el empedrado, sin la ropa pegada al cuerpo por la humedad... y no me imagino capital sin los palos borrachos en flor.