lunes, 8 de abril de 2013

El sabado por la tarde

El sábado por la tarde, cuando volví de natación, mama y papa se llevaron a Ivan a pasear. Se fueron a las cinco y volvieron 7 y media. Al principio no sabia que hacer, es la primera vez en dos años que no paso el sábado por la tarde con mi bebe. Una sensacion rara, que se yo, me agarro desprevenida. Me acorde que tenia que catalogar fotos para imprimir (de las miles que saco después elijo y voy imprimiendo, todavía me queda la nostalgia del álbum entre las manos y la paranoia de que se borre todo), después me puse a amasar pizzas y por ultimo troce un pollo y lo deje marinando para el domingo al mediodía. No se si la pase bien o mal, creo que fue una tarde de adaptacion. Adaptarme a que mi hijo tiene una vida que no tiene que ver conmigo. Por suerte. Pero que dificil que es tan solo imaginarlo.
Lo gracioso es que siempre pense que iba a ser una madre desapegada. Que ilusa. Tenia mi discurso de las bondades de las guarderias desde pequeños, de la independencia completamente necesaria de sus padres, y ahora la verdad es que prefiero que se crie en casa, con su papa o conmigo, y me cuesta horrores despegarme de el. Por suerte para el esta su padre, yo sola lo arruino en un par de semanas.
Una de las cosas que cambias cuando tenes hijos es que te das cuenta la cantidad de pavadas que dijiste cuando aun no los tenias, cuanto juzgaste sin saber, cuanto opinaste sobre algo que es imposible opinar hasta que te pasa.

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